El trágico accidente del vuelo de Azerbaijan Airlines, que costó la vida a 38 personas, ha dejado una serie de interrogantes sobre las circunstancias que rodearon el desastre. A medida que avanzan las investigaciones, un elemento central ha surgido: el angustioso intercambio entre los pilotos y la torre de control justo antes de que el avión se estrellara.
El vuelo Embraer E190AR, que transportaba 67 personas, comenzó a experimentar problemas a las 8:12 AM, cuando los pilotos informaron que ambos sistemas GPS fallaron. A los pocos minutos, otro piloto describió el impacto como un “golpe de pájaro” en la cabina. La comunicación con la torre de control fue crucial en ese momento, pero la situación se agravó rápidamente. A las 8:16 AM, los pilotos cambiaron de ruta, inicialmente hacia Bakú, y luego hacia Mineralnye Vody en Rusia, debido a la pérdida de control.
A medida que los sistemas de la aeronave fallaban, los pilotos lucharon por mantener el control. A las 8:22 AM, un informe de fallo hidráulico marcó el inicio de la pérdida de esperanza. Aunque el piloto intentó asegurar que el avión estaba “en orden”, la comunicación se volvió cada vez más dificultosa, y la aeronave desapareció del radar poco después.
El accidente sigue siendo investigado, y las primeras pruebas apuntan a que el avión pudo haber sido alcanzado por un misil tierra-aire disparado desde Chechenia. Sin embargo, las circunstancias precisas siguen siendo objeto de debate, con versiones contradictorias sobre la causa exacta del impacto.
La tragedia, que ocurrió en medio de crecientes tensiones bélicas en la región, subraya los riesgos inherentes a volar en áreas conflictivas. La tragedia también resalta el impacto personal de esta tragedia, que afectó tanto a los pasajeros como a los familiares que perdieron a sus seres queridos en este fatídico vuelo.