En uno de los homenajes más inesperados pero de los más emotivos, el entrenador del Gremio Renato Gaucho salió a dirigir a su equipo, en el juego de octavos de final de la Copa Libertadores frente a Guaraní, con la camiseta de la selección Argentina y la 10 de Maradona en la espalda.
El ex delantero de la selección brasileña dejó de lado todo tipo de rivalidad que pueda existir y decidió demostrar todo su cariño a quien en vida fuera un rival dentro de la cancha y un gran amigo fuera de ella.
«Para mí, Maradona nunca va a morir», aseguró Renato Gaucho al conocer el fallecimiento del 10, con quien le unía una larga amistad.
«El es tan amigo mío que frecuenta mi casa cuando viaja a Brasil. Pero quiero verlo llorando de tristeza con Fluminense clasificado para la final de la Libertadores», había declarado Renato en 2008, cuando Fluminense se midió a Boca.