Nicolás Maduro juró este viernes 10 de enero como presidente de Venezuela para un tercer mandato consecutivo, en medio de un clima de extrema tensión y acusaciones de fraude electoral. La ceremonia se llevó a cabo en la sede de la Asamblea Nacional, en Caracas, una sede blindada por fuerzas chavistas. Maduro, quien llegó acompañado de su esposa Cilia Flores, juró «por la memoria eterna de Hugo Chávez», en un acto marcado por la ausencia de líderes internacionales, salvo el cubano Miguel Díaz-Canel, quien fue el único jefe de Estado presente en la investidura.
El ambiente en Caracas estuvo cargado de incertidumbre, con el país militarizado y las protestas opositoras de los días previos aún frescas. La oposición continúa exigiendo la salida de Maduro y reivindica a Edmundo González Urrutia como el presidente legítimo, mientras que el régimen chavista sostiene que las elecciones fueron válidas y acusa a fuerzas externas de conspiración. En la mañana, Maduro había denunciado una «conspiración internacional» y ordenó el cierre de la frontera con Colombia.
En su discurso, Maduro prometió que este nuevo período sería «el período de la paz», a pesar de las denuncias de fraude y el aislamiento internacional que enfrenta. La ceremonia se desarrolló entre aplausos de sus seguidores, pero también con un marcado rechazo a nivel nacional e internacional, mientras las tensiones en las calles siguen creciendo.
La toma de posesión de Maduro pone fin a una nueva jornada de incertidumbre en un país dividido y en crisis.