En un contundente rechazo al resultado de las elecciones presidenciales en Venezuela, líderes internacionales han expresado su preocupación y repudio ante el presunto fraude electoral que declaró ganador a Nicolás Maduro con el 51% de los votos. El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, exigió un recuento «justo y transparente» de los votos, subrayando la necesidad de transparencia para reflejar la voluntad del pueblo venezolano. Blinken elogió la participación ciudadana a pesar de las irregularidades denunciadas.
Figuras políticas estadounidenses, como el senador Marco Rubio y la congresista María Elvira Salazar, se unieron a la condena, calificando las elecciones de «farsa» y «un insulto al pueblo venezolano». La comunidad internacional, representada por líderes como el presidente chileno Gabriel Boric y el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, también cuestionó la legitimidad del proceso, insistiendo en la publicación de actas detalladas y la supervisión internacional para asegurar la veracidad de los resultados.
El ex presidente colombiano Andrés Pastrana y su sucesor Iván Duque acusaron al régimen de Maduro de cometer un «Golpe de Estado», ignorando el apoyo popular hacia los líderes opositores. Asimismo, el canciller peruano Javier González-Olaechea y el presidente guatemalteco Bernardo Arévalo manifestaron su escepticismo y llamaron a la comunidad internacional a rechazar el resultado anunciado por el CNE.
Costa Rica, a través de su presidente Rodrigo Chaves, calificó de «fraudulento» el proceso electoral y abogó por una respuesta coordinada de los gobiernos democráticos para garantizar el respeto a la voluntad del pueblo venezolano. La preocupación global se centra ahora en la necesidad de una respuesta contundente que asegure una transición democrática en Venezuela, cuestionando la legitimidad del régimen chavista en medio de denuncias de manipulación y represión.