En la mañana de Navidad, Melissa Becvort llegó desde España a Paraguay con la ilusión de reunirse con su familia. Sin embargo, esa alegría se vio truncada cuándo su conejo Sansón, un animal de apoyo emocional que la acompaña debido a su trastorno de ansiedad generalizada, fue retenido en el Aeropuerto Silvio Pettirossi.
A pesar de que Melissa había enviado toda la documentación requerida, incluyendo el pasaporte del conejo, certificados de salud y permisos de exportación, el Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal alegó que el conejo no cumplía con las normativas sanitarias. La joven, desesperada, pasó 48 horas en la vereda del aeropuerto, sin poder dormir ni comer, mientras su mascota permanecía en un depósito junto a mercaderías, sin recibir ni siquiera alimento.
Durante esos días, Melissa fue informada de que solo tenía dos opciones: sacrificar a Sansón, a pesar de estar completamente sano, o enviarlo de regreso a España. Sin embargo, no recibió explicaciones claras sobre el motivo de su retención ni ayuda para resolver la situación rápidamente. La angustia creció cuando la joven no pudo acceder a su mascota ni obtener más información sobre el proceso.
Finalmente, tras la intervención de una abogada y varios días de lucha, Melissa pudo recuperar a Sansón en la madrugada del 27 de diciembre. A pesar de la angustia vivida, la historia tuvo un final feliz. “Pasé la peor Navidad de mi vida”, comentó la joven en redes sociales, pero agradeció a quienes la apoyaron en este difícil momento.
El incidente ha dejado en evidencia la necesidad de mejorar los procedimientos y la comunicación en torno a los animales de apoyo emocional.