En un giro sorprendente que sacude el panorama político latinoamericano, líderes de izquierda que alguna vez fueron aliados cercanos de Nicolás Maduro están tomando distancia del régimen venezolano. Oswaldo Ramírez, reconocido consultor político venezolano, explicó a Infobae las razones detrás de este cambio sísmico en la política regional.
Según Ramírez, la crisis migratoria venezolana ha sido el catalizador principal de este distanciamiento. Desde 2017, la diáspora masiva ha generado preocupaciones internacionales significativas, obligando a países como Colombia y México a reconsiderar su postura frente al régimen de Maduro.
Líderes como Lula da Silva y Gustavo Petro han expresado abiertamente su inquietud por la falta de condiciones democráticas en las próximas elecciones venezolanas. Lula, en particular, ha advertido a Maduro sobre la necesidad de respetar el proceso democrático y aceptar una posible derrota, temiendo las consecuencias de una potencial escalada de represión.
El mandatario chileno Gabriel Boric se ha pronunciado por las elecciones presidenciales de Venezuela que se realizarán este domingo 28, y ha señalado, respecto de las declaraciones del presidente, Nicolás Maduro, quien va a la reelección, que desde ningún punto de vista “se puede amenazar con baños de sangre, sino que lo que reciben los mandatarios y los candidatos son baños de votos en representación de la ciudadanía”.
El caso más reciente y llamativo es el de Alberto Fernández, ex presidente argentino y antiguo aliado de Maduro, cuya invitación como veedor electoral fue revocada tras declaraciones que el régimen consideró desestabilizadoras.
Las encuestas indican un claro deseo de cambio entre los votantes venezolanos, con seis de cada diez apoyando un giro político. Sin embargo, las acciones del gobierno de Maduro, incluyendo inhabilitaciones y judicialización de partidos políticos, ponen en duda la transparencia del proceso electoral.
La comunidad internacional, incluyendo a antiguos aliados, ahora presiona por elecciones libres y justas en Venezuela. La amenaza de Maduro de un «baño de sangre» si no gana ha alarmado a líderes regionales, quienes temen una nueva ola migratoria y una escalada de violencia.
Este cambio de postura de la izquierda latinoamericana no solo refleja preocupaciones humanitarias, sino también intereses geopolíticos y económicos regionales. La estabilidad de Venezuela se ha convertido en una prioridad para evitar mayores crisis migratorias y económicas en la región.