La calidad del sueño no solo depende de los hábitos previos a acostarse, sino también de lo que comemos durante el día. Expertos aseguran que ciertos alimentos pueden mejorar el descanso, mientras que otros lo pueden perturbar. La licenciada en Nutrición Agustina Murcho destaca la importancia de ajustar la dieta para lograr un sueño reparador.
Comer una cena ligera y equilibrada es fundamental. Se recomienda evitar alimentos pesados como carnes rojas y comidas con exceso de grasa, ya que dificultan la digestión y pueden interrumpir el sueño. En cambio, opciones como pescado, pollo, cereales integrales, y frutas como el plátano, que es rico en magnesio, son ideales.
Además, es clave tener en cuenta el consumo de líquidos. Beber en exceso antes de dormir puede causar interrupciones nocturnas, mientras que el alcohol, aunque induce el sueño inicialmente, disminuye la calidad del descanso.
Otros alimentos beneficiosos incluyen lácteos bajos en grasa, que contienen triptófano, precursor de la serotonina, y cereales integrales que ayudan a mantener el nivel de azúcar en sangre estable. Infusiones como el té de manzanilla o tilo también son recomendables.
Por último, evitar estimulantes como el café, las bebidas con cafeína y los alimentos picantes contribuirá a mejorar la calidad del sueño. Adoptar una dieta balanceada junto a buenos hábitos diurnos es esencial para garantizar un descanso reparador.