El futuro de los hermanos Menéndez, encarcelados desde 1996 por el asesinato de sus padres, ha tomado un giro inesperado tras la reciente decisión del Fiscal de Distrito de Los Ángeles, George Gascón, quien recomendó la resentencia de Erik y Lyle Menéndez con opción a libertad condicional. Esta decisión se basa en nuevas pruebas de supuestos abusos sexuales sufridos por ambos hermanos, que habrían influido en su accionar. La recomendación busca que los Menéndez puedan ser elegibles para una audiencia de libertad condicional en seis meses, como indicó el secretario adjunto del Departamento de Correcciones de California, Pedro Calderon Michel.
Sin embargo, la recomendación de Gascón enfrenta oposición incluso dentro de su oficina, donde algunos fiscales disidentes podrían argumentar en contra en las próximas audiencias judiciales. Además, este proceso de liberación no sería inmediato, ya que depende de la aprobación de un juez y de la junta de libertad condicional del estado. Si bien la junta podría permitir su liberación, el gobernador Gavin Newsom tendría la última palabra y podría oponerse a la decisión.
El anuncio de Gascón ha generado controversia, especialmente en el contexto de su campaña de reelección. Críticos, como su oponente Nathan Hochman, acusan al fiscal de usar este caso como “un movimiento político desesperado” para ganar votos. Esta situación deja el destino de los Menéndez en un punto incierto, ya que un cambio de liderazgo tras las elecciones del 5 de noviembre podría modificar o incluso detener la recomendación de Gascón.
Mientras tanto, el caso de los hermanos Menéndez continúa despertando interés público, impulsado por documentales recientes que exploran los eventos ocurridos. La próxima audiencia podría marcar un hito en este caso, ofreciendo una nueva perspectiva sobre la posibilidad de liberación de los hermanos, quienes fueron condenados tras asegurar haber actuado en defensa propia frente a los abusos de su padre.