El reciente caso de Yang Tengbo, un empresario chino de 50 años acusado de espionaje, ha sacudido al Reino Unido y expuesto tensiones crecientes con China. Yang, conocido como Chris Yang, habría mantenido vínculos estrechos con el príncipe Andrew, hermano del rey Carlos III, lo que ha generado controversia en torno a la seguridad nacional británica.
Yang es señalado por el MI5, la agencia de inteligencia británica, de actuar en nombre del Departamento de Trabajo del Frente Unido, una organización del Partido Comunista Chino dedicada a influir en entidades extranjeras. Documentos hallados en 2021 revelaron la cercanía de Yang con Andrew, quien lo incluyó en su iniciativa Pitch@Palace China para apoyar emprendedores.
El tribunal de inmigración que revisó el caso confirmó la decisión de las autoridades de prohibirle la entrada al Reino Unido en 2023. La evidencia sugiere que Yang realizó “actividades encubiertas y engañosas” para China, lo que representa un riesgo para la seguridad nacional. Yang negó las acusaciones y afirmó ser víctima de tensiones políticas entre Londres y Beijing.
La oficina del príncipe Andrew declaró que sus encuentros con Yang fueron “a través de canales oficiales” y sin temas delicados. Sin embargo, el caso ha reavivado críticas sobre las relaciones del príncipe con figuras extranjeras adineradas y la falta de escrutinio en su entorno.
Este escándalo ocurre en un contexto de crecientes preocupaciones sobre la influencia china en el Reino Unido. Líderes británicos, como el primer ministro Keir Starmer, buscan equilibrar las relaciones diplomáticas con medidas de seguridad más estrictas. El caso Yang pone de relieve una amenaza latente: la infiltración de agentes chinos en la clase dirigente británica.