Las controvertidas elecciones en Venezuela, que resultaron en la reelección de Nicolás Maduro en medio de acusaciones de fraude, han desencadenado una crisis inesperada en la oposición paraguaya. El senador Eduardo Nakayama anunció su salida de la bancada democrática del Senado, en respuesta directa a las felicitaciones expresadas por la senadora Esperanza Martínez a Maduro por su victoria electoral.
Nakayama, en un contundente mensaje en redes sociales, declaró: «El fraude electoral, la violencia política, tortura, violación de los derechos humanos y la amenaza del uso de la fuerza militar para mantener un régimen ilegítimo, autoritario y criminal jamás puede ser convalidado por alguien que dice compartir valores democráticos». Esta decisión marca un quiebre significativo en el ya reducido bloque opositor del Senado paraguayo.
La controversia se desató cuando Martínez, vocera de la bancada opositora, publicó un mensaje interpretado como respaldo al resultado electoral venezolano, afirmando que «el pueblo así expresa su deseo de seguir construyendo un futuro de paz, desarrollo y respeto a su soberanía».
Frente a esta crisis, la senadora Celeste Amarilla propuso una solución de compromiso, sugiriendo que Martínez podría dar un paso al costado como vocera para mantener la unidad del bloque. Amarilla enfatizó: «No quiero que sea nada más y nada menos que Maduro quien divida nuestro bloque».
Este episodio pone de manifiesto las profundas divisiones dentro de la oposición paraguaya respecto a la política exterior, particularmente en relación con Venezuela. Nakayama ya había mostrado su desacuerdo con la normalización de relaciones con el régimen de Maduro, votando en contra de la designación de un embajador concurrente en Caracas.
Mientras tanto, el gobierno paraguayo aún no se ha pronunciado oficialmente sobre los resultados electorales en Venezuela, añadiendo una capa adicional de incertidumbre a la posición del país en el escenario internacional.
Esta fractura en la oposición paraguaya no solo refleja las tensiones internas, sino que también plantea interrogantes sobre la capacidad de la oposición para presentar un frente unido frente al gobierno en futuras coyunturas políticas.